La mayoría de los concejales capitalinos tuvo este jueves la oportunidad de ubicarse en el lado correcto de la moda político-social argentina, cuando votó el certificado de defunción del sistema de elección de reina de la ciudad, para consagrar a cambio otro tipo de concurso, en donde se resalten otras habilidades antes que la belleza.
Los adjetivos se derramaron durante la sesión con particular saña hacia lo que ha sido –hasta ahora- la decadente cultura nacional. Se mencionó que el concurso para elegir las reinas cosifica, estigmatiza, discrimina, a las mujeres, con crueles dosis de sexismo. Por tanto, se le puso fin, con el acuerdo general excepto el bloque del oficialismo puro, Nuevo Compromiso Neuquino, y el Frente y la Participación Neuquina de los Rioseco: estos representantes de los ciudadanos votaron en contra; y el ARI…no votó.
¿Qué ocurrirá ahora? En el mejor de los casos, llegado el momento el gobierno municipal podrá convocar a un concurso para elegir talentos diversos que representen la ciudad. El concurso será, inevitablemente, discriminador, como cada vez que se elige algo. Pero al menos estará salvaguardado de sospechas sexistas y de cosificaciones extremas.
